En el mes de Nuestra Señora del Rosario invitamos a que cuando recemos el Santo Rosario lo hagamos en honor a María, Madre de los Peregrinos y lo ofrezcamos por las intenciones de su Bendito e Inmaculado Corazón y del Corazón de Jesús.  Ofrezcámoslo también por todas nuestras intenciones, por la Obra de amor y redención y por los más necesitados de la misericordia de Dios.

Unamos el Santo Rosario al Sacrificio de la Santa Misa, a todas las presencias Eucarísticas en todos los altares, sagrarios y tabernáculos, y a todos los rosarios que se estén rezando en todo el mundo.

Roguemos a los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael que nos asistan en el rezo y meditación de los misterios del Rosario y nos guíen hacia la unidad de todos los cristianos.

Y pidámosle al Padre Santo, que reciba la ofrenda de nosotros mismos y que nos utilice conforme su voluntad para gloria suya y que podamos imitar a María en todo el quehacer de nuestra vida y ofrecernos cada día por la salvación del mundo entero.